Camila, la nueva reina consorte de los británicos, fue durante muchos años catalogada como el personaje malvado que interfería en el matrimonio entre Carlos y Diana.
Ha tenido que hacer esfuerzos para ganarse el cariño de los ciudadanos, encandilados por la personalidad, aparentemente más dócil y refinada, de Lady Di.
La aceptación de Camila ha llevado más de 16 años de matrimonio (sin contar su romance clandestino), en dónde se han tenido que realizar campañas de imagen muy bien planeadas para transformar su percepción pública.
TÍTULOS DE CAMILA
La segunda esposa del primogénito de Isabel II tiene en su haber una lista de títulos, entre ellos el ducal de Cornualles, los de duquesa de Rothesay y condesa de Chester.
Por ley sería también princesa de Gales, pero desde el palacio de Buckingham se consensuó que se le llamaría duquesa de Cornualles con tratamiento de Alteza Real, por respeto a la memoria de Diana.
Camilla se casó con Andrew Henry Parker Bowles con quien tuvo dos hijos, Thomas Henry Charles “Tom” Parker Bowles, de 46 años, ahijado del príncipe Carlos, y Laura Rose Lopes-Parker Bowles, de 43 años.
INVITADA A LA BODA
Además, Camila acudió a la boda del príncipe de Gales con la aristócrata Lady Diana Frances Spencer, hija del conde de Spencer.
Este evento no pudo terminar con el romance entre ambos, pues se encontraba camuflajeado de amistad, salpicado de escándalos y de más de un incidente bochornoso, como el denominado “Tampongate”.
Fue en 1995 cuando Andrew Parker Bowles se divorció de ella y casualmente un año después también terminó el matrimonio entre Carlos y Diana.
Casi de inmediato se dejó ver con Camila en varios eventos públicos.
La inesperada y trágica muerte de Lady Di en un accidente de tráfico en París en 1997, mando a la sombra a la historia de este par de tortolos.
Una devoción por la princesa muerta que contrastaba con la animadversión que generaba Camilla.
La historia continúa y por lo pronto, ambos se encuentran a la cabeza de la monarquía británica luego de tres décadas de romance, críticas y sinsabores.