En un logro científico de trascendencia, el rover Pragyan de la misión lunar Chandrayaan-3 de la India ha registrado mediciones in situ que arrojan luz sobre la composición elemental de la superficie lunar en proximidad al polo sur. Los resultados de estas mediciones, obtenidas mediante la avanzada técnica de espectroscopía de descomposición inducida por láser (LIBS), han confirmado de manera concluyente la existencia de azufre en esta región lunar. Esta asombrosa revelación, inaccesible para los instrumentos presentes en los orbitadores, fue oficialmente comunicada por la agencia espacial india.
Este descubrimiento posee ramificaciones significativas, ya que según un estudio previo, la presencia de azufre en las rocas volcánicas lunares podría ser un indicio inequívoco de la existencia de sulfuro de hierro en las entrañas rocosas del satélite. La teoría plantea que los metales preciosos quedaron atrapados en esta formación cuando las lavas se gestaron en nuestro querido acompañante terrestre.
La técnica LIBS, que se basa en la exposición de materiales a pulsos láser intensos, ha sido la herramienta clave en este logro. Mediante la creación de un plasma ardiente y localizado a través de un pulso láser de alta energía, se ha logrado captar la firma espectral de los elementos presentes en la superficie lunar. Esta firma única, resultado de las longitudes de onda específicas que emite cada elemento cuando se encuentra en estado de plasma, ha permitido identificar no solo la presencia de azufre, sino también de aluminio, calcio, hierro, cromo y titanio. Un análisis más detenido ha puesto de manifiesto la existencia adicional de manganeso, silicio y oxígeno. Cabe destacar que una investigación más profunda se encuentra en curso para esclarecer la presencia de hidrógeno.
Esta tecnología avanzada ha sido desarrollada en el prestigioso Laboratorio de Sistemas Electroópticos (LEOS) del ISRO, ubicado en Bengaluru. El impacto de este descubrimiento no solo consolida el estatus de la India en la vanguardia de la exploración espacial, sino que también arroja nueva luz sobre la rica composición de nuestro vecino celestial, la luna.