En un impactante giro durante la Asamblea General de la ONU, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, arremetió con fuerza contra su rival regional, Arabia Saudita, acusándola de una traición sin precedentes hacia el pueblo palestino. En un rotundo discurso, Raisi declaró que cualquier intento de normalizar relaciones con Israel sería un acto imperdonable que perjudicaría gravemente a la causa palestina y a la resistencia de su pueblo.
“El inicio de una relación entre el régimen sionista y cualquier país de la región, si es con el objetivo de traer seguridad para el régimen sionista, ciertamente no lo hará”, afirmó Raisi en una conferencia de prensa que sacudió la escena internacional. “Creemos que una relación entre los países de la región y el régimen sionista sería una puñalada en la espalda al pueblo palestino y a la resistencia de los palestinos”, enfatizó con vehemencia.
El reconocimiento por parte de Arabia Saudita de las relaciones con Israel, tras la restauración de los lazos entre el estado judío y otras cinco naciones árabes, ha sido considerado un hito histórico en la diplomacia de Medio Oriente. Esto se debe en gran parte al papel que desempeña el reino saudita como custodio de los dos lugares más sagrados del islam.
El acercamiento entre Arabia Saudita e Israel, motivado en parte por su hostilidad compartida hacia Irán, ha generado tensiones en la región. Sin embargo, Riad ha buscado reducir esas tensiones mediante conversaciones mediadas por China.
El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, hizo eco de este acercamiento al afirmar en una entrevista con Fox News que la normalización de las relaciones con Israel, con la intermediación de Estados Unidos, “está cada día más cerca”. Además, lanzó una advertencia seria al afirmar que Arabia Saudita se equiparía con armas nucleares si Irán toma la iniciativa en este sentido. Este dramático desarrollo en la arena geopolítica de Medio Oriente ha dejado al mundo en vilo ante las posibles consecuencias.