En un viaje de ensueño a la Tierra Santa, una mujer mexicana de 70 años se encuentra atrapada en Israel desde el estallido del conflicto armado contra Palestina. Lo que comenzó como la celebración de su cumpleaños en Jerusalén junto a otros 49 compatriotas se ha transformado en una angustiante odisea.
El 2 de octubre, esta valiente mujer emprendió su viaje hacia Jerusalén, anhelando vivir una experiencia única en su séptima década de vida. Sin embargo, el 7 de octubre, la realidad de la guerra interrumpió sus anhelos y sueños. Su hija, quien reveló esta impactante historia a MILENIO, compartió cómo su madre disfrutó de actividades religiosas en compañía de su grupo catequista en los días previos al estallido del conflicto.
“El sábado a mediodía, estando en Jerusalén yendo a visitar uno de sus destinos, comenzaron a escuchar sirenas, ruidos de bombas, vieron desplazamientos y su guía les indicó que debían regresar al hotel de inmediato y desde ese día están resguardados”, relató la hija a MILENIO.
A pesar de los esfuerzos de su familia por traerla de regreso a México debido al peligro que supone salir a las calles en medio del conflicto, esta valiente mujer sigue atrapada. Su hija expresó su preocupación y solicitó la asistencia del gobierno mexicano para su traslado seguro desde Jerusalén hasta el aeropuerto de Tel Aviv, donde tienen programado abordar un vuelo de la aerolínea Iberia hacia su país de origen.
Sin embargo, hasta el momento, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha ofrecido poca ayuda y simplemente instó a la mexicana a abordar el vuelo programado. La hija acusó a la SRE de no brindar garantías de seguridad durante su traslado y expresó su temor de que, en medio del conflicto, la turista pueda verse afectada por misiles o posibles infiltrados palestinos en el aeropuerto.
A pesar de la incertidumbre y la angustia que rodean su situación, la mujer de 70 años se mantiene en buen estado físico, a pesar de padecer una hernia en la columna y osteoporosis. Sin embargo, la violencia desbordada en las calles de Tel Aviv y Jerusalén continúa siendo una fuente constante de preocupación para ella y su familia.