En este mes de octubre, en el contexto del “Día Mundial de la Salud Mental”, expertos en psiquiatría y psicología hacen un llamado urgente a salvaguardar la salud mental de aquellos aquejados por enfermedades crónicas o terminales.
Cuando un paciente se ve confrontado con una enfermedad que amenaza su vida o su calidad de vida, se enfrenta a una serie de desafíos emocionales. Estos desafíos se vuelven aún más abrumadores cuando carecen del respaldo de familiares y amigos, quienes conforman una invaluable “red de apoyo”.
La psicóloga Martha Cecilia Hernández subraya que cuando se produce la negación de la enfermedad, existe un riesgo latente de que se convierta en un tema tabú, no solo para el paciente sino también para su familia. Es imperativo integrar la enfermedad en las conversaciones cotidianas para abordarla de manera más amigable.
En el contexto del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el 10 de octubre, los especialistas resaltan que los pacientes que padecen Enfermedad Renal Crónica (ERC) pueden experimentar depresión y ansiedad, ya que sus vidas dependen literalmente de un hilo: la conexión a una máquina, con la esperanza de acceder a un trasplante que, aunque es una oportunidad de vida, también genera una gran desesperación y afecta profundamente su estado emocional debido a los cambios en su estilo de vida.
En muchas enfermedades crónicas, especialmente las de naturaleza catastrófica como la Insuficiencia Renal, es común la pérdida de autonomía, una disminución en la calidad de vida, sentimientos de culpabilidad, vergüenza y un temor constante a la muerte, entre otros desafíos.
La ayuda de la familia y amigos se torna esencial tanto para el paciente como para la familia misma, quienes deben contar con la orientación y el apoyo de un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud.
La familia desempeña un papel fundamental, ya que debe aceptar la enfermedad y sus consecuentes cambios. Se convierten en cuidadores y acompañantes del paciente, y deben proporcionar apoyo emocional mediante palabras de aliento y ofreciendo un espacio para escuchar sus preocupaciones. Esto es crucial para ayudar al paciente a gestionar el estrés emocional, además de brindar el cuidado físico necesario y promover un estilo de vida saludable, así como asegurar la adhesión al tratamiento.
La experta graduada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) destaca que la red de apoyo, compuesta por el paciente, la familia y el equipo clínico, desempeñará un papel estratégico en el apoyo emocional. Esto proporcionará al paciente una mayor confianza en sí mismo y le ayudará a aceptar su nueva realidad, al tiempo que facilitará una comprensión más profunda de su condición médica.
Es imperativo que los pacientes renales reciban apoyo emocional, ya sea a través de terapia, de sus seres queridos o de grupos de apoyo. Una atención integral que aborde tanto los aspectos físicos como emocionales de la enfermedad puede ser la clave para que los pacientes enfrenten y superen estos desafíos con éxito.