La conciencia en los seres humanos ha sido un enigma que ha intrigado a mentes brillantes a lo largo de la historia, desde figuras como Sir Isaac Newton hasta Charles Darwin, Erwin Schrödinger y Niels Bohr. Sin embargo, la pregunta sobre cuándo y cómo surge la conciencia en los bebés ha sido un tema de debate sin una respuesta definitiva.
Una investigación innovadora llevada a cabo por neurocientíficos y filósofos de varias universidades, incluyendo la Universidad de Monash en Australia, la Universidad de Tübingen en Alemania, la Universidad de Minnesota en Estados Unidos y el Trinity College de Dublín, ha arrojado nueva luz sobre este misterio.
El estudio sugiere que las experiencias conscientes están presentes en los bebés desde el nacimiento e incluso al final del embarazo. Aunque el cerebro de un bebé sigue desarrollándose después del nacimiento, ya es capaz de tener experiencias conscientes que influyen en su comprensión del entorno y de sí mismos. Este hallazgo no solo es relevante desde una perspectiva científica, sino que también plantea cuestiones importantes en el ámbito clínico, ético y legal.
Los investigadores argumentan que la conciencia en los bebés es un proceso de autoorganización puntual, que se manifiesta a través del movimiento y las pausas de movimiento. Esta dinámica de coordinación del movimiento y la inacción se combina para formar la unidad de la conciencia del bebé, permitiéndoles interactuar con el mundo de manera intencional.
Aunque no necesariamente significa que la conciencia se activa inmediatamente al nacer, sugiere que los bebés pueden estar conscientes de ciertos aspectos de su entorno desde temprana edad, aunque su capacidad de procesar información sea más limitada en comparación con los adultos.
Este estudio desafía las concepciones previas sobre la conciencia en los bebés y plantea nuevas preguntas sobre cómo perciben y comprenden el mundo desde una etapa muy temprana de su desarrollo.