El Rockefeller Center deslumbra a la Gran Manzana con su última joya arquitectónica: The Beam, una experiencia revolucionaria que te transporta a las alturas y recrea la icónica foto ‘Lunch Atop a Skyscraper’ de 1932. En un mercado de observatorios competitivo, The Beam se erige como la propuesta más audaz y emocionante.
En el corazón de la planta 69, donde la historia capturó a once intrépidos trabajadores en una pausa para el almuerzo suspendidos en una viga, nace esta nueva atracción. The Beam se alza sobre un ingenioso soporte mecánico, elevándose casi cuatro metros para ofrecer a los visitantes una experiencia única. Sentados en una viga con respaldo y cinturón de seguridad, los participantes son testigos de una asombrosa vuelta de 160 grados que les coloca cara a cara con los rascacielos más esbeltos de la ciudad, con Central Park como telón de fondo. La vuelta culmina con una verdadera foto desde las alturas, capturando la inmensidad de Nueva York en su máxima expresión.
Lo que hace especial a The Beam es su simplicidad cautivadora y su efectividad. A diferencia de otras atracciones de vértigo, la fijación segura y la proximidad al suelo eliminan la sensación de temor, permitiendo a los visitantes sumergirse plenamente en la experiencia. Sin embargo, la verdadera joya de esta atracción reside en su prohibición de dispositivos móviles, desafiando a los amantes de las redes sociales a desconectar y disfrutar el momento con sus propios ojos.
Por un precio de $25 dólares, además del ticket básico de $40 para el observatorio, The Beam ofrece una experiencia completa que no solo emociona sino que también invita a la reflexión en una ciudad siempre en movimiento. Aquellos que opten por la experiencia VIP disfrutarán de beneficios adicionales, como el acceso sin colas y una fotografía impresa de recuerdo. Para quienes decidan prescindir de la experiencia, aún tendrán la oportunidad de sentarse en la viga sur, inmortalizando su visita con el majestuoso Empire State Building como telón de fondo. The Beam, una experiencia que redefine los límites de la admiración urbana.