Islandia, ubicada en una región de intensa actividad volcánica en el Atlántico norte, enfrenta ahora la furia desatada de un volcán que ha entrado en erupción, lanzando fuentes de lava incandescente a cientos de metros en el suroeste del país.
En riesgo se encuentran un pueblo pesquero evacuado al sur del volcán, una planta de energía y la icónica atracción turística del país, el balneario Blue Lagoon, al oeste. La erupción, que se esperaba desde finales de octubre, tomó por sorpresa a la región tras semanas de relativa calma, iniciándose a las 22:17 horas del lunes.
Actualmente, los vuelos en el principal aeropuerto internacional, Keflavik, continúan operando, aunque con un aviso de la aerolínea que señala una “erupción volcánica con una emisión de cenizas menor o nula”.
La grieta en la corteza terrestre, que alcanzó aproximadamente 4 kilómetros por la mañana, muestra erupciones a lo largo de toda su extensión, según la Oficina Meteorológica. Sin embargo, hacia la tarde, los flujos de lava disminuyeron a una cuarta parte de su intensidad inicial, cubriendo alrededor de un tercio de la fisura, según informó la emisora local RUV.
Este episodio volcánico tiene lugar en la península de Reykjanes, a unos 40 kilómetros al suroeste de la capital, donde la actividad volcánica estuvo inactiva durante casi 800 años hasta principios de 2020. Desde entonces, ha experimentado una serie de eventos sísmicos y erupciones, siendo la actual la más contundente.
Aunque el pueblo pesquero de Grindavik, con aproximadamente 3 mil 700 habitantes, fue evacuado a principios de noviembre, la lava no se dirige actualmente hacia la ciudad, según RUV.
El geofísico de la Universidad de Islandia, Freysteinn Sigmundsson, explicó que la erupción está evolucionando, con una disminución en su vigor y una actividad eruptiva más localizada en un conjunto de cráteres. Sin embargo, advierte que la evaluación profunda en los próximos días determinará la dirección y acumulación de la lava.
Recordando eventos pasados, en 2010, la erupción del volcán Eyjafjallajokull paralizó el tráfico aéreo en Europa durante semanas, arrojando cenizas a la atmósfera. Aunque las regulaciones actuales reducen la probabilidad de interrupciones tan generalizadas, la situación sigue siendo crítica dada la proximidad del volcán a áreas habitadas y turísticas.
Islandia, con su geología activa que incluye 30 sistemas volcánicos y más de 600 aguas termales, se encuentra en la dorsal mesoatlántica entre las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia. Aunque las erupciones son comunes, no se ha experimentado un evento de esta magnitud desde 1973, cuando una erupción sepultó parte de una ciudad bajo lava.
A pesar de la incertidumbre, la reacción del mercado de divisas ha sido moderada, con la corona apenas experimentando cambios. Icelandair Group hf y Fly Play hf, por otro lado, muestran un aumento en sus acciones, demostrando la resiliencia económica frente a la furia natural.
Imágenes captadas por helicópteros de la Guardia Costera de la fisura volcánica cerca de Grindavík, Islandia, se estima que tiene una longitud de 3 kilómetros. pic.twitter.com/BVKDf93GLT
— Corrillos (@CorrillosR) December 19, 2023