En un año catalogado como el más caluroso en la historia, el 2023 se caracterizó por un aumento significativo en el número de víctimas mortales, superando en gran medida la media anual de los últimos cinco años, alcanzando las 63 mil personas. Este incremento se atribuye principalmente a los terremotos que desencadenaron desastres humanitarios devastadores, representando el 85% de las vidas perdidas durante el año, una cifra sin precedentes desde 2010.
Contrariamente, las pérdidas económicas relacionadas con desastres naturales estuvieron mayormente dominadas por tormentas severas, con el 76% de las pérdidas generales asociadas a eventos climáticos y el 24% a causas geofísicas. A pesar de la alta actividad sísmica, especialmente en Islandia, no se registraron grandes desastres en países industrializados, marcando una diferencia respecto a años anteriores.
El desastre natural más destructivo del año fue la serie de terremotos en el sureste de Turquía y Siria en febrero, cobrando la vida de 58 mil personas y generando pérdidas totales de alrededor de 46 mil millones de euros. Sorprendentemente, las pérdidas aseguradas fueron significativamente más bajas, evidenciando la brecha de seguros para desastres naturales en la región.
Otro evento destacado fue el terremoto en Marruecos, que resultó en la pérdida de tres mil vidas y pérdidas totales de seis mil 400 millones de dólares, con pérdidas aseguradas muy por debajo de esta cifra. Además, el tifón Doksuri en Filipinas y China, así como el huracán Otis en México, se alinearon con los patrones previstos por el cambio climático, aumentando la frecuencia de tormentas intensas y precipitaciones extremas.
En Europa, las pérdidas ascendieron a 77 mil millones de euros, destacando tormentas en la región alpina y en el Mediterráneo, así como inundaciones provocadas por lluvias torrenciales en varias ocasiones a lo largo del año. Las pérdidas materiales continuaron a principios de 2024, especialmente en el norte de Alemania, Bélgica, Holanda y norte de Francia, dificultando una estimación precisa hasta el momento.
El informe subraya la urgencia de abordar las consecuencias del cambio climático y resalta la necesidad de medidas preventivas y estrategias de gestión de desastres a nivel global.