En una operación en el Mar Rojo, un destructor de Estados Unidos frustró un ataque lanzado por los rebeldes hutíes de Yemen, derribando un misil y drones explosivos. Este acto defensivo responde a la continua escalada de hostilidades en la región.
El USS Carney, objetivo del ataque, es parte de la campaña estadounidense contra los hutíes, cuyos ataques están vinculados a la situación en Gaza. Mientras tanto, Irán anuncia la confiscación de petróleo kuwaití, intensificando las tensiones en el área.
El asalto hutí incluyó drones cargados con explosivos y un misil antibuque, según informes del Comando Central del ejército estadounidense. En respuesta, Estados Unidos lanzó un ataque aéreo que destruyó tres misiles y tres embarcaciones con drones explosivos, como medida defensiva.
Los hutíes, por su parte, reconocieron el ataque pero afirman haber apuntado a dos buques de guerra estadounidenses. Estos enfrentamientos, que han cobrado la vida de al menos 22 combatientes hutíes, reflejan la gravedad de la situación en la región.
Además, la continua actividad militar ha llevado a la Armada de India a enfrentarse a un incendio a bordo de un buque portacontenedores atacado por los hutíes en el Golfo de Adén. Este último incidente subraya la complejidad y la peligrosidad de las aguas de la región.
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