En una ceremonia en Washington, Suecia se convierte oficialmente en el 32º miembro de la OTAN, marcando el fin de dos siglos de no alineamiento del país escandinavo. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, entregó los documentos de adhesión al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en un acto que simboliza un paso crucial en medio de la creciente tensión tras la invasión rusa de Ucrania.
“Las cosas buenas ocurren a aquellos que esperan”, afirmó Blinken durante la ceremonia, destacando la importancia de la incorporación de Suecia a la alianza militar.
Kristersson, por su parte, calificó el ingreso de Suecia a la OTAN como una “victoria para la libertad”, subrayando el compromiso de su país con la seguridad regional y global.
La postulación de Suecia para unirse a la OTAN se produjo en mayo de 2022, en respuesta directa a la agresión rusa en Ucrania. Esta decisión se suma a la adhesión de Finlandia, completando así un fortalecimiento significativo de la alianza en la región.
Con un contingente militar de 50,000 soldados, con la mitad de ellos reservistas, Suecia se posiciona como un actor clave en la defensa colectiva de la OTAN. En enero, Kristersson anunció la disposición de su país para contribuir con tropas en Letonia, mostrando su compromiso con la seguridad del continente europeo.
Desde una perspectiva geopolítica, la incorporación de Suecia a la OTAN junto con Finlandia significa un nuevo desafío para Rusia, que ve cómo el mar Báltico se convierte en un espacio rodeado por países miembros de la alianza, consolidando lo que algunos expertos describen como un “lago de la OTAN”.
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