El Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal ha resucitado la coalición entre el PRI, el PAN y el PRD en Nuevo León, desencadenando un suspiro colectivo de alivio entre los partidarios de estas fuerzas políticas.
La decisión del tribunal fue especialmente reconfortante para figuras como Adrián de la Garza, quien, respaldado por el PAN, buscaba la alcaldía de Monterrey. Sin embargo, la omisión de firmas certificadas en los documentos presentados podría haber puesto en peligro su candidatura.
Si bien algunas voces critican la ausencia del líder nacional del PAN, Marko Cortés, quien se fue de vacaciones en diciembre sin resolver estos asuntos pendientes, la mayoría coincide en que la influencia de Raúl Gracia fue fundamental para salvar la alianza.
En otro frente, la toma de posesión de nuevos diputados en el Congreso del Estado estuvo marcada por la frustración debido a la desorganización durante la sesión presidida por el diputado panista Mauro Guerra. Este último sorprendió al concluir abruptamente la sesión, dejando a legisladores y asistentes desconcertados.
Como resultado, se convocó una sesión extraordinaria de manera apresurada para permitir que los legisladores recién llegados asumieran sus funciones, lo que provocó tensiones y críticas internas.
Por otro lado, se ha generado un debate entre los burócratas que respaldan campañas políticas, especialmente las de Movimiento Ciudadano, debido a la presencia de algunos de ellos durante horario laboral en registros y actividades electorales.
Las autoridades estatales, lideradas por el gobernador Samuel García, han instado a los empleados públicos a abstenerse de participar en actividades políticas durante el horario laboral, recordando el escándalo anterior de las “broncofirmas” que llevó a inhabilitaciones.
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