En una demanda colectiva en el Reino Unido, AstraZeneca admitió en documentos legales la posibilidad de que su vacuna contra el COVID-19 pueda causar un efecto secundario poco común, el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS). Los abogados de personas afectadas afirmaron que la compañía reconoció esta posibilidad, aunque AstraZeneca ha afirmado que esta admisión no altera su postura inicial. La declaración se produce en medio de una demanda colectiva que busca responsabilizar al fabricante por lesiones graves en un número limitado de casos.
AstraZeneca ya había señalado la posibilidad de este efecto adverso en casos muy raros en un documento publicado en 2021. Sin embargo, ahora enfrenta acusaciones de que ha cambiado su posición en documentos judiciales, lo que podría sentar las bases para un acuerdo de compensación de hasta 100 millones de libras esterlinas para los demandantes.
La vacunación sigue siendo una herramienta crucial en la lucha contra el COVID-19, y AstraZeneca, junto con otros fabricantes, desempeñó un papel importante en la distribución global de vacunas durante la emergencia sanitaria, contribuyendo a prevenir hospitalizaciones y muertes.
La admisión de AstraZeneca se produjo en el contexto de una defensa legal contra una demanda presentada por Jamie Scott, quien sufrió una lesión cerebral irreversible después de desarrollar un coágulo de sangre y una hemorragia cerebral tras ser vacunado en abril de 2021. En documentos legales presentados en febrero, el laboratorio admitió que su vacuna puede causar TTS en casos muy raros, aunque destacó que la causalidad en cada caso individual deberá ser probada pericialmente.
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