El gobierno de Dinamarca ha iniciado conversaciones con países aliados para explorar medidas destinadas a restringir el tráfico de la llamada “flota fantasma” de petroleros rusos a través del mar Báltico. Esta movida se produce en respuesta a preocupaciones sobre la seguridad marítima y ambiental, así como a la presión internacional para imponer sanciones más estrictas contra Rusia.
Desde que los países occidentales impusieron límites de precios al petróleo ruso, Moscú ha dependido cada vez más de una flota de petroleros, muchos de los cuales están envejecidos y asegurados fuera de las jurisdicciones occidentales. El paso de estos buques por aguas danesas, protegido por el Tratado de Copenhague de 1857, ha generado debate sobre la aplicación efectiva del derecho internacional en la región.
Lars Lokke Rasmussen, ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca, destacó la necesidad de soluciones internacionales para abordar el problema de la flota fantasma. “Es fundamental encontrar medidas prácticas y legalmente sólidas para proteger nuestros intereses y los del medio ambiente”, afirmó Rasmussen, señalando que las conversaciones incluyen a países del mar Báltico y la Unión Europea.
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