En 2020, Vin Diesel apostó por lanzar su propio universo cinematográfico a partir del personaje Bloodshot, basado en los cómics de Valiant. La película, producida por Sony Pictures con un presupuesto contenido de 45 millones de dólares, buscaba ser el inicio de una franquicia conectada al estilo de Marvel o DC. Sin embargo, el estreno ocurrió en el peor momento posible: menos de una semana después de su lanzamiento global, las salas de cine cerraron debido a la pandemia de COVID-19.
El confinamiento mundial arruinó las aspiraciones del proyecto. Bloodshot apenas logró recaudar 39.8 millones de dólares en taquilla antes de ser lanzada anticipadamente en formato digital y servicios de streaming, intentando rescatar parte de la inversión. Aunque no fue una pérdida catastrófica por su bajo costo, el rendimiento fue insuficiente para continuar con los planes de expandir ese universo.
La película, dirigida por David S. F. Wilson, combinaba acción y ciencia ficción, con Diesel interpretando a un soldado resucitado con nanotecnología. A pesar de sus ambiciones, el impacto cultural fue limitado. El fallido intento de Valiant deja en claro que lanzar un universo cinematográfico requiere más que una estrella y una buena idea: también necesita suerte, sincronía y respaldo sostenido.