Moscú anunció el fin de su moratoria unilateral sobre el despliegue de misiles de corto y mediano alcance, vigente desde 2019 tras la salida de Estados Unidos del Tratado INF. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso argumentó que la decisión responde al despliegue de armamento estadounidense en Europa y Asia-Pacífico, lo cual elimina las condiciones que justificaban el autocontrol.
El Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), firmado en 1987, prohibía misiles con rangos entre 500 y 5,500 kilómetros. Estados Unidos se retiró del acuerdo durante la administración Trump, bajo el argumento de que Rusia lo incumplía, algo que Moscú siempre negó.
Desde entonces, Rusia había evitado desplegar misiles similares mientras Estados Unidos no lo hiciera. Sin embargo, con el regreso de Trump a la presidencia y el reforzamiento de la presencia militar estadounidense en zonas sensibles, el Kremlin considera que la simetría ya no existe.
El canciller ruso, Sergei Lavrov, había advertido en diciembre sobre las “acciones desestabilizadoras” de Washington y la OTAN, y advirtió que Moscú reaccionaría. Esta advertencia se materializa ahora en una decisión que podría intensificar las tensiones globales.
La medida también se interpreta como una respuesta directa a la estrategia de defensa del segundo mandato de Trump, que retoma el enfoque de presión militar y expansión en regiones clave.
Analistas internacionales advierten sobre el riesgo de una nueva carrera armamentista y una menor disposición para retomar acuerdos multilaterales de control de armas.
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