Tras asegurar 190 animales que se encontraban en malas condiciones en manos del santuario Black Jaguar – White Tiger, la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM) pidió apoyo a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) para localizar fosas en el predio del Ajusco en la Alcaldía Tlalpan.
Esto debido a que, de acuerdo a testimonios de ex trabajadores del lugar, existe información que presume que en la supuesta fundación de rescate animal se encuentren ejemplares enterrados, mismos que se presume murieron por desnutrición o por haber sido sacrificados.
Cabe destacar que de acuerdo al artículo 420 del Código Penal Federal, el abandonar, maltratar, no alimentar, sacrificar o matar a un animal silvestre en peligro de extinción en México, se considera un delito contra la biodiversidad.
El presidente del AZCARM, Ernesto Zazueta, recalcó que lo que buscan es que Eduardo Moises Serio, fundador y dueño del santuario, sea castigado por delitos a la biodiversidad; así como por el delito de tráfico de vida silvestre, por no contar con documentos que demuestren la procedencia legal de todos los ejemplares.
Al respecto, Eduardo Serio publicó a través de sus redes sociales dos videos en donde da su versión de los hechos, asegurando que los videos difundidos respecto al presunto maltrato animal por parte de él, se encuentran fuera de contexto.
“Han salido ciertas cosas en todos los medios de comunicación, haciendo absolutamente ‘mierda’ mi trabajo. Yo estoy seguro que vamos a salir limpios de todo”, comentó.
Aseguró que los animales que se encuentran en mal estado es debido a las fallas genéticas que presentan antes o después de su rescate.
“No somos Dios y ha habido unos que no hemos podido salvar”.
“Esos videos tan horribles que sacaron definitivamente son verdad, nada más que como les decía yo no soy zoológico, yo no tengo puro animal precioso, bonito, obras de arte en un museo… no, yo me dedico a rescatar todo tipo de animales, ¿o ya se les olvidaron todos los cientos de milagros qué hicimos?”, cuestionó.
“Ustedes están viendo que los animales están separados, para que no se los coman los otros, por la debilidad que presentan, a veces no se podían parar, pero cuando llegaron no podían ni pararse, ahí por lo menos se paraban”, dijo.
Indicó que debido a la pandemia, aunado al algoritmo de Instagram, los donativos que recibía la fundación se vieron afectados.
“Obviamente hay unos animalitos más delgados que otros. Las donaciones han bajado un 70 por ciento. Hemos hecho magia”, indicó.
También lanzó una denuncia en contra de una trabajadora que, aparentemente, trabajó de forma encubierta para AZCARM, asociación que denunció el maltrato.
“Poco iba yo a saber que ella trabajaba de manera secreta, como lo dice ella, para la Azcarm, aunque no hay como probarlo, pero ahí se ve. La Azcarm es socio de Arturo Islas, manejada por Ernesto Zazueta. Para empezar yo nunca, aunque Profepa y Semarnat, bueno Semarnat tiene la obligación de darme dinero mensual por cada animal que me dio, nunca les pedí un peso, porque nuestro país está muy castigado”, dijo.