El nuevo lanzamiento de Ghost of Yōtei se ha convertido en un fenómeno en Hokkaido, Japón. En ciudades como Sapporo, las ventas se describen por empleados locales como “como pan caliente”, y hay notable entusiasmo de la población, incluyendo la tribu Ainu, de la que es originaria la protagonista, Atsu. Las tiendas no se han limitado a vender el juego: tienen autorización para crear su propio merchandising, como llaveros tallados en madera o posavasos, alusivos al título. También el gobierno local está involucrado, pues percibe en Ghost of Yōtei una oportunidad para potenciar el turismo, similar a lo que ocurrió con Ghost of Tsushima.
El juego no sólo destaca por su trama o ambientación, sino por cómo ha logrado resonar con comunidades históricas: la inclusión de la cultura Ainu, el uso simbólico del Monte Yōtei y la conexión con escenarios naturales de Hokkaido han generado una recepción muy cálida. Los habitantes han expresado que la representación del paisaje y la mitología local se siente sincera; no mera ambientación.
Es evidente que Ghost of Yōtei ha captado algo más que la atención de los fans de los videojuegos: ha sembrado orgullo regional y cultural. Con este impulso, no sólo se celebra el éxito comercial, sino también el valor de incluir tradiciones e identidades locales en medios globales.