En un incidente que generó controversia social, una mujer perdió su empleo luego de amenazar públicamente con llamar a ICE (Servicio de Inmigración) contra un aficionado latino durante un partido de béisbol. El acto fue captado en video y rápidamente difundido en redes.
La víctima del episodio era un fanático que simplemente se encontraba en la grada. La agresora argumentó que era un mensaje de control e intimidación, actitud que fue condenada de inmediato por la comunidad, organizadores del evento y medios locales.
La empresa que la empleaba como promotora o anfitriona del estadio comunicó la terminación de su contrato tras una investigación interna, alegando que su conducta era incompatible con los valores de respeto e inclusión que promueven.
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