El Parque Ecológico Chipinque se convirtió oficialmente en Reserva Natural, un cambio que blinda su futuro ante la expansión urbana y la crisis ambiental.
Lorena Vázquez-Ordaz, directora del Patronato, destacó que este logro fue resultado de más de cinco años de trabajo, diagnóstico científico y planificación a largo plazo.
“Hoy Chipinque deja de ser visto solo como un parque recreativo. Es una reserva natural urbana, un museo vivo de la flora y fauna de Nuevo León, y una fuente esencial de agua y aire limpio para la metrópoli”, expresó la directora.
Chipinque, 12 veces más grande que el Parque Fundidora, se ha consolidado como la principal atracción de turismo de naturaleza en Nuevo León, con más de 400 mil visitantes anuales.
Con su nuevo estatus, el sitio reafirma su papel como pulmón verde de la zona metropolitana y se coloca al nivel de reservas urbanas internacionales como los parques de Vancouver o Río de Janeiro.
Ayer se presentó el nuevo Plan de Conservación y Manejo Sostenible, que tiene como propósito conservar, conectar y garantizar la permanencia del ecosistema por los próximos 100 años, mediante estrategias enfocadas en la sostenibilidad, la educación ambiental y el turismo de conexión con la naturaleza.
“La transformación de Chipinque busca no solo limitar el acceso, sino reforzar la misión de conservación del área. El público pasará de ser un visitante a un guardián de la montaña”, subrayó Vázquez-Ordaz.







