Un reciente informe destaca una seria advertencia del físico laureado John Martinis —ganador del Premio Nobel de Física 2025—, quien sostiene que China ha reducido drásticamente la brecha tecnológica con Estados Unidos en el campo de la computación cuántica. Martinis alerta que la diferencia en esta tecnología crítica podría medirse ahora en “nanosegundos”, lo cual intensifica la competencia global entre Estados Unidos, Europa y China por ser los primeros en construir computadoras cuánticas con aplicaciones reales. El físico estima que el desarrollo de *hardware* funcional con utilidad operativa podría concretarse en un plazo de entre cinco a diez años.
Esta preocupación está respaldada por avances concretos por parte de China, como la presentación de su procesador cuántico llamado Zuchongzhi 3.0, que cuenta con $105$ cúbits superconductores. Este sistema, según se informa, ha logrado realizar operaciones con una velocidad superior a la de la supercomputadora clásica más potente del mundo, marcando un nuevo estándar de “ventaja cuántica”. Además, el avance chino se evidencia en que varias empresas ya están comercializando sistemas cuánticos, indicando un esfuerzo decidido por trasladar estos desarrollos del entorno de laboratorio a aplicaciones industriales y prácticas, lo que incrementa su valor estratégico.
Expertos coinciden en que el dominio de la computación cuántica representa una capacidad transformadora con profundas consecuencias. Si China logra operar estas máquinas de manera estable, se abren posibilidades en varios frentes: en la seguridad y defensa, representa la capacidad potencial de romper cifrados actuales, acceder a comunicaciones clasificadas o interferir en infraestructuras críticas globales, modificando el equilibrio de poder en el ciberespacio. En el ámbito económico y de investigación, el progreso chino refuerza significativamente su posición como potencia científica global, con creciente presencia en proyectos de alto impacto y desarrollo tecnológico masivo. En términos tecnológicos, esta competencia internacional acelera la carrera por alcanzar la “supremacía cuántica” práctica, lo que podría modificar profundamente la arquitectura del poder computacional mundial, involucrando a actores como Google, IBM y diversos gobiernos.
A pesar de estos prometedores avances, la tecnología cuántica aún enfrenta retos significativos. Persiste incertidumbre sobre cuándo una computadora cuántica dejará de ser un experimento avanzado para convertirse en una herramienta verdaderamente confiable y accesible. Muchos desarrollos todavía tienen desafíos importantes en cuanto a la estabilidad, corrección de errores, alto costo y escalabilidad. Si bien la velocidad de cálculo supera ampliamente a los sistemas clásicos en tareas específicas, la utilidad real para la resolución de problemas cotidianos o de gran escala a nivel operativo necesita todavía validación en el mundo real.
En conclusión, la advertencia de John Martinis, sumada a los progresos documentados con proyectos como el Zuchongzhi 3.0, sitúan a China en una posición de liderazgo potencial en la próxima generación de computación avanzada. Si estos proyectos logran madurar, en pocos años podríamos presenciar un cambio estructural profundo, con implicaciones directas en la seguridad nacional, la ciencia, la industria y la geopolítica global, ante lo cual la comunidad internacional debe prepararse activamente.
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