La evolución del anime de One Piece está por tomar un rumbo decisivo tras casi treinta años de transmisiones continuas. Desde que Netflix confirmó el desarrollo de The One Piece, un remake que abordará nuevamente la historia creada por Eiichirô Oda, las expectativas de los fans han crecido ante la promesa de una versión más fiel al manga y con un estilo visual renovado gracias a Wit Studio, responsables de éxitos como Spy x Family y Ataque a los Titanes.
Este nuevo proyecto prescindirá completamente del relleno, una práctica que marcó a la serie durante décadas para evitar alcanzar la publicación del manga. Al centrarse únicamente en el material original, el número de episodios será significativamente menor, lo que permitirá un ritmo narrativo más ágil y preciso.
De manera interesante, la serie clásica también adoptará una estrategia similar a partir de 2026. Toei Animation emitirá solo 26 episodios por año, enfocados exclusivamente en los arcos finales del manga sin recurrir a tramas adicionales. Con ello, el estudio busca mantener un estándar de calidad más alto y respetar el avance narrativo de Oda.
Este cambio histórico marca un ajuste profundo en la forma en que el anime ha sido producido y apunta a cerrar su ciclo de manera más ordenada y fiel para su audiencia global.







