Se había especulado con el hecho de que supuestamente el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acostumbraba a deshacerse de documentos del Despacho Oval que debían ser preservados. No había pruebas de ello y Trump lo había negado en múltiples ocasiones. Tiempo después han trascendido fotos con pedazos de notas manuscritas del expresidente en retretes de la Casa Blanca y algún viaje oficial del entonces presidente.
Según la periodista Maggie Haberman, el personal de la residencia de la Casa Blanca encontraba periódicamente fajos de papel que obstruían un inodoro, y se creía que el expresidente utilizaba ese método para destruir documentos. Destruir registros que deberían ser preservados, como los documentos del presidente en funciones, es potencialmente ilegal en Estados Unidos, por lo que esta filtración podría suponer un problema a Trump.
El expresidente lo había negado y llamó “gusano” a Haberman, periodista del New York Times. El fenómeno de la posible destrucción de información salió a la luz cuando el comité de la Cámara Baja del Congreso de Estados Unidos que investiga el asalto al Capitolio alertó de que faltaban documentos del expresidente que permitieran obtener una versión fiable y completa de los hechos.