En una decisión de alto calibre estratégico, el Gobierno alemán ha cerrado las puertas a la firma china Shanghai Spacecom Satellite Technology, que buscaba adquirir el 43% restante de la empresa alemana EightyLeo, la cual ya poseía en un 53%. Esta medida prohibe completamente la compra de la empresa de satélites KLEO Connect por parte de la entidad china.
KLEO Connect, que planea desplegar una red de más de 300 pequeños satélites en órbita terrestre baja para ofrecer servicios de comunicaciones globales, se encuentra en el epicentro de una competencia estratégica que cobra cada vez más relevancia en el espacio exterior. Esta acción de Alemania refleja su creciente preocupación por la dependencia estratégica de China y su determinación de salvaguardar sus intereses nacionales y tecnológicos.
El caso se asemeja al debate reciente sobre el uso de Starlink de SpaceX por parte del Ejército ucraniano en su defensa contra la invasión rusa, donde Elon Musk rechazó activar la red de satélites en una ciudad clave, alegando temores de implicación en un conflicto de gran magnitud.
Alemania ha endurecido su postura hacia China en el último año, bloqueando inversiones chinas en sectores estratégicos y tecnológicos, en aras de proteger su seguridad nacional y preservar su conocimiento tecnológico sensible. Esta decisión refleja un cambio notorio en la política alemana con respecto a China y sus ambiciones en el mercado global.