En Galeana, Nuevo León, el perrito de la pradera mexicano (Cynomys mexicanus) enfrenta una amenaza mortal: los atropellamientos vehiculares, incluso dentro de áreas naturales protegidas como el Llano de la Soledad.
Esta especie es endémica del noreste mexicano y se encuentra en peligro de extinción. A pesar de su estatus legal, la destrucción de su hábitat y la presencia de vehículos siguen siendo constantes.
Desde 2002, el Llano de la Soledad fue decretado como Área Natural Protegida para conservar a estos roedores. Sin embargo, la vigilancia y el control en la zona han sido insuficientes.
La expansión agrícola y la construcción de caminos invaden su hábitat y fragmentan el ecosistema.
Una de las actividades más agresivas son el cultivo de papa, que no solo destruye madrigueras sino que desplaza a las colonias completas de perritos, dejándolos vulnerables.
Los perritos son vitales para el ecosistema. Sus madrigueras oxigenan el suelo y sirven como refugio para otras especies del desierto.
Organizaciones como Pronatura han registrado la destrucción de colonias por maquinaria pesada y la nula aplicación de medidas para evitar su extinción, pese a ser una especie protegida.
Ambientalistas y autoridades estatales han señalado a la empresa PepsiCo como una de las principales responsables del daño ambiental que amenaza al perrito de la pradera en el sur de Nuevo León.
El cultivo intensivo de papa destinado a su filial Frito-Lay ha provocado la fragmentación del hábitat de esta especie endémica, así como el desperdicio de agua del subsuelo.
“Es momento de asumir una verdadera responsabilidad ambiental”, advirtió Glen Villarreal Zambrano, director de Parques y Vida Silvestre del Estado, en un llamado directo a la empresa.
La sobrevivencia del perrito de la pradera mexicano es también la sobrevivencia de un ecosistema entero. Su extinción sería una señal de que ya es demasiado tarde.
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