El actor Brendan Fraser ha vuelto a protagonizar una película 10 años después. Lo ha hecho con la película The Whale, un drama psicológico, dirigido por Darren Aronofsky, sobre un profesor inglés con obesidad, que se ha estrenado mundialmente este domingo en el Festival de Venecia. La película ha tenido una gran acogida, como demuestra el hecho de que el público se pusiera en pie al acabar la proyección y le dedicara una sonora ovación de seis minutos.
Fraser no pudo ocultar su emoción y rompió a llorar desde su asiento mientras el público ovacionaba la producción. Acto seguido, recibió el abrazo del director del largometraje y se levantó entre lágrimas ante los aplausos de sus compañeros de reparto. “Gracias por esta maravillosa acogida, deseo que esta película cause la misma profunda impresión que provocó en mí”, expresó Fraser en la rueda de prensa posterior al estreno.
Tuve que aprender a moverme de una manera nueva para interpretar el papel”, recuerda Fraser, que ha tenido que usar una prótesis de 130 kilos para interpretar a Charlie, el “personaje más interesante” de su carrera.
“Sentí vértigos al final de la jornada cuando me quitaban la prótesis por una sensación ondulante como cuando bajas de una góndola en Venecia”, asegura.
El actor estadounidense ha huido de mensajes lacrimógenos y frases de superación, pero es inevitable que el espectador encuentre la relación entre el personaje que interpreta y el propio Fraser, que pasó de ser uno de los intérpretes de moda en Hollywood protagonista de películas como La Momia o George de la Jungla a quedar relegado por las constantes lesiones sufridas en los rodajes, no quería recurrir a dobles y un cambio en su físico.
Además, Fraser ha afrontado durante estos años un doloroso proceso de divorcio y una depresión causada por el acoso sexual que sufrió, por parte del expresidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood Philip Berk, según denunció públicamente.