En un movimiento que redefine el panorama tecnológico global, el regulador de internet de China ha ordenado a las principales empresas del país suspender las compras de chips de inteligencia artificial de Nvidia. La medida, que busca acelerar el desarrollo de semiconductores nacionales, ha provocado incertidumbre en los mercados y ha puesto de manifiesto la creciente tensión en la guerra tecnológica entre China y Estados Unidos.
Esta nueva directriz exige la suspensión de pruebas y pedidos del nuevo chip de Nvidia, el cual fue diseñado específicamente para el mercado chino. Con esta acción, el gigante asiático busca aislar a sus empresas de la tecnología estadounidense y fortalecer su propia industria de semiconductores. La medida se enmarca en la estrategia de Pekín para alcanzar la autosuficiencia tecnológica y reducir su dependencia de proveedores extranjeros.
Este suceso no solo afecta a Nvidia, uno de los líderes mundiales en la fabricación de chips para IA, sino que también podría tener un efecto dominó en toda la cadena de suministro global. Los analistas coinciden en que este es un paso audaz por parte de China para consolidar su poder tecnológico y sentar un precedente para futuras políticas de soberanía digital.
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