Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU, visita Taiwán, desatando la ira del gobierno de China, que considera a la “isla rebelde” parte de su territorio.
A su llegada, Pelosi emitió un comunicado en el que negó que su visita vaya en contra de la política internacional de su país y dijo que muestra el “compromiso inquebrantable” de Washington con Taipéi.
“La solidaridad de Estados Unidos con los 23 millones de habitantes de Taiwán es más importante hoy que nunca, ya que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia”, señaló Pelosi.
“La visita de nuestra delegación a Taiwán honra el compromiso inquebrantable de Estados Unidos de apoyar la vibrante democracia de Taiwán. Nuestras conversaciones con los líderes de Taiwán reafirman nuestro apoyo a nuestro socio y promueven nuestros intereses compartidos, incluido el avance de una región del Indo-Pacífico libre y abierta”, agregó.
Pelosi visitó el Parlamento de Taiwán y se reunió con la presidenta del país, Tsai Yingwen.
Por su parte, la Casa Blanca no ha respaldado oficialmente la visita y el presidente Joe Biden dijo que “los militares creen que no es una buena idea”, pese a que su gobierno calificó la retórica china contra cualquier viaje como “claramente inútil e innecesaria”.
Washington a manifestado ya su preocupación de que China utilice la visita para justificar una acción militar contra la isla.
Tras una conversación entre Biden y el presidente chino Xi Jinping, Pekín advirtió que Estados Unidos estaba “jugando con fuego” si permitía que se realizara la visita.
Poco después de la llegada de Pelosi, la Cancillería de China condenó la visita y la calificó de una “seria violación” de su soberanía nacional.
Tras finalizar su agenda Pelosi continuará su gira por Asia.