En un audaz movimiento que redefine la seguridad nacional, Corea del Sur ha anunciado sus planes para lanzar su primer satélite espía de fabricación nacional a finales de este mes, con la intención de supervisar de cerca las actividades de su vecino del norte, Corea del Norte, mientras este último sigue expandiendo su arsenal nuclear.
Este asombroso proyecto se dio a conocer pocos días después de que Corea del Norte no lograra cumplir su promesa de lanzar su propio satélite de reconocimiento en octubre, posiblemente debido a problemas técnicos.
Jeon Ha Gyu, portavoz del Ministerio de Defensa de Corea del Sur, reveló que el lanzamiento del primer satélite espía militar del país tendrá lugar el 30 de noviembre desde la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg en California. Este lanzamiento será posible gracias al cohete Falcon 9 de SpaceX, como parte de un contrato que prevé poner en órbita cuatro satélites espías más para el año 2025, según lo declarado por la Administración del Programa de Adquisiciones de Defensa de Corea del Sur.
Hasta ahora, Corea del Sur ha dependido de satélites espías estadounidenses para la vigilancia de Corea del Norte, careciendo de un sistema propio de reconocimiento militar. La adquisición de sus propios satélites espía permitirá a Corea del Sur contar con un sistema de vigilancia espacial independiente, ofreciendo un monitoreo casi en tiempo real de las actividades de su vecino del norte. Esto, cuando se combina con el sistema de tres ejes de Corea del Sur (ataque preventivo, defensa antimisiles y activos de represalia), fortalecerá significativamente la defensa del país ante Corea del Norte, según el investigador honorario Lee Choon Geun de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Corea del Sur.
Aunque los satélites espías estadounidenses pueden proporcionar imágenes de mayor resolución, su enfoque se rige por objetivos estratégicos estadounidenses, lo que a veces resulta en la falta de compartición de información altamente sensible con Corea del Sur.
En 2022, Corea del Sur demostró su capacidad para poner en órbita un satélite utilizando un cohete de fabricación propia, marcando un hito al convertirse en la décima nación del mundo en lograrlo con su propia tecnología. Aunque el lanzamiento fue exitoso, aún se necesitan más pruebas para garantizar la confiabilidad de los cohetes. Además, en términos de economía, el uso de los cohetes de SpaceX para lanzar el satélite espía desde la Base de Vandenberg resulta mucho más rentable.
Por otro lado, Corea del Norte también ha estado buscando su propio satélite espía, pero sus dos intentos a principios de este año fracasaron debido a problemas técnicos. A pesar de que prometieron un tercer intento en octubre, nunca se materializó, y los medios estatales norcoreanos no proporcionaron ninguna explicación.
Los informes de la agencia de espionaje de Corea del Sur sugieren que Corea del Norte podría estar recibiendo ayuda tecnológica de Rusia para su programa de satélites espía. El Servicio de Inteligencia Nacional ha declarado que Corea del Norte estaba en la fase final de los preparativos para su tercer lanzamiento, que, según sus estimaciones, probablemente sería exitoso.
La adquisición de satélites espía forma parte de los ambiciosos planes de acumulación de armas anunciados por Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, en 2021. Kim destacó la necesidad de más misiles balísticos intercontinentales móviles, submarinos de propulsión nuclear, armas hipersónicas y misiles con ojivas múltiples para enfrentar las crecientes amenazas militares estadounidenses.
Se cree que Corea del Norte está explorando tecnologías de armamento avanzadas de Rusia para modernizar sus programas de armas a cambio de suministros de municiones, cohetes y otros equipos militares para la guerra de Rusia en Ucrania. Tanto Rusia como Corea del Norte han rechazado las acusaciones de transferencia de armas por falta de fundamentos.
Tras el primer lanzamiento fallido de Corea del Norte en mayo, Corea del Sur recuperó los restos del satélite y determinó que era demasiado rudimentario para llevar a cabo un reconocimiento militar. No obstante, el satélite norcoreano aún conserva la capacidad de identificar objetivos de gran tamaño, como buques de guerra, lo que podría ser de utilidad para el país vecino.