El nuevo documento de identificación oficial con datos biométricos —impulsado por el gobierno federal— sustituirá de facto a la credencial para votar emitida por el INE, advierten autoridades electorales y especialistas.
La consejera Dania Ravel alertó que esta medida puede reducir el interés ciudadano por renovar o tramitar su credencial del INE, ya que la CURP biométrica será obligatoria para realizar trámites ante instituciones públicas y privadas.
“En los hechos, la credencial del INE se consolidó como el principal documento de identificación”, señaló Ravel. El INE ya analiza posibles impactos a través de su Comisión de Registro Federal de Electores.
En abril, ese órgano advirtió riesgos como el uso indebido de datos personales, la pérdida de confianza ciudadana, y un retroceso en la confiabilidad de la lista nominal y el padrón electoral.
El exconsejero Arturo Sánchez consideró que “si el ciudadano pierde el interés en tener al INE como una identificación… no tendrá mucho estímulo para actualizar su INE”.
Sánchez prevé consecuencias para la participación democrática: “No nos extrañará que, si alguien no tiene actualizada su credencial, no vote; el abstencionismo se incremente”.
La CURP biométrica incluirá huellas dactilares y fotografía, y será obligatoria en formato físico y digital. Su uso será requerido para acceder a servicios bancarios, médicos, escolares y judiciales. También estará vinculada con registros sensibles como el Banco de Datos Forenses, carpetas de investigación y el Registro de Personas Desaparecidas.
La Secretaría de Gobernación integrará estos datos en coordinación con autoridades de los tres niveles de gobierno. La Agencia de Transformación Digital, encabezada por José Merino, desarrollará su versión digital.
Aunque se señala que su uso será “con consentimiento”, todas las dependencias deberán adoptarla como requisito en un plazo de 90 días tras la publicación de la reforma en el Diario Oficial.
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