En una decisión sin precedentes, el Papa Francisco ha tomado medidas firmes contra el cardenal Raymond Burke, uno de sus críticos más destacados, revocando su derecho a un departamento subsidiado en el Vaticano y a su salario como cardenal retirado. Esta drástica acción representa la segunda vez en este mes que el Papa castiga a un prelado conservador estadounidense, marcando un giro significativo en su abordaje de las voces discordantes dentro de la Iglesia.
En una reunión reciente de jefes de oficinas del Vaticano, el Papa expresó que esta medida se tomó debido a que Burke era una fuente de “desunión” en la Iglesia, según informó un participante en el encuentro. La eliminación de los privilegios de Burke, que incluyen un apartamento subsidiado y un salario, se fundamenta en la acusación de que estaba utilizando dichos beneficios en detrimento de la Iglesia, según fuentes cercanas a las decisiones papales.
Hasta el momento, Burke no ha sido notificado oficialmente sobre estas medidas, según su secretaria, quien informó a la agencia AP. El cardenal, de 75 años, ha sido un crítico abierto del Papa, especialmente en cuestiones relacionadas con la inclusión de la comunidad LGBTQ+ y la visión de Francisco para reformar la Iglesia y hacerla más receptiva a los fieles comunes.
Las acciones de Burke incluyeron la formulación de preguntas formales al Papa, conocidas como “dubia”, junto a otros cardenales conservadores, cuestionando aspectos doctrinales que generaron tensiones en la Iglesia. Además, lideró un contrasínodo en vísperas de la reunión de obispos de Francisco el mes pasado, expresando duras críticas a la visión papal sobre la “sinodalidad” y la reforma eclesial.
Este episodio marca la segunda vez en este mes que el Papa Francisco toma medidas enérgicas contra un prelado estadounidense, siguiendo la destitución del obispo de Tyler, Texas, Joseph Strickland. Estas acciones sugieren una nueva fase en el pontificado de Francisco, que parece haberse intensificado con la llegada del cardenal argentino Víctor Fernández como nuevo zar de la doctrina.
Al ser consultado sobre la decisión, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, no negó los informes, pero remitió las preguntas a Burke. Mientras tanto, el cardenal Strickland expresó su sorpresa ante la noticia y llamó a oponerse a esta supuesta “atrocidad”.
Las tensiones entre Burke y Francisco no son nuevas y abarcan desde su destitución como juez del Tribunal Supremo del Vaticano en 2014 hasta desacuerdos recientes sobre las vacunas COVID-19. Este último episodio refleja una división profunda dentro de la Iglesia, destacando la lucha entre las visiones conservadoras y reformistas en el seno del catolicismo.