Las esponjas de cocina pueden convertirse en un refugio para millones de bacterias, incluso aquellas capaces de causar infecciones en personas con sistemas inmunológicos débiles.
Un estudio realizado en Alemania secuenció el ADN de microorganismos en 14 esponjas y detectó la presencia de la bacteria *Moraxella osloensis*, responsable del mal olor en la ropa sucia y, probablemente, del desagradable aroma que adquieren las esponjas con el tiempo.
Los investigadores concluyeron que, sorprendentemente, lavar las esponjas con agua y jabón puede incrementar la concentración de bacterias en lugar de reducirla. Esto se debe a que algunas bacterias perjudiciales son más resistentes y logran recolonizar rápidamente la superficie tras la limpieza.
El estudio también demostró que métodos como hervir la esponja o introducirla en el microondas no garantizan una desinfección total. En contraste, el experto Philip Tierno, del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, recomienda sumergir la esponja en una mezcla de lejía y agua (una parte de lejía por nueve de agua) por 10 a 30 segundos después de cada uso.
Para quienes buscan una opción más sencilla, los científicos alemanes sugieren reemplazar la esponja semanalmente, ya que las técnicas de limpieza convencionales no eliminan la carga bacteriana de forma efectiva.
Si tu esponja tiene mal olor, es momento de cambiarla.