El actor británico Gary Oldman, ganador del Óscar, narró recientemente cómo llegó a asumir el papel del Conde Drácula en Drácula de Bram Stoker (1992), dirigida por Francis Ford Coppola. En entrevista con Hobby Consolas, Oldman confesó que jamás estuvo en su radar hasta que Coppola se involucró: “No necesitaba interpretar a Drácula… Pero era Coppola… me sentí llevado por él”
Durante un descanso del rodaje, leyó una línea del guion que lo cautivó: “He cruzado océanos de tiempo para encontrarte. Escuché la voz de Drácula… pensé: Dios, me encantaría decir eso”
Además, destacó la impronta que dejó la producción de Coppola: una visión profunda de un vampiro romántico, envejecido y enigmático
Hoy, la interpretación de Oldman perdura como una de las más emblemáticas, gracias a su versatilidad para retratar a un Drácula antiguo, apasionado y lleno de matices, reafirmando su vigencia en la historia del cine.