Sam Felstead de Nottinghamshire, Inglaterra despertó a las 4:30 AM, para darse cuenta de que algo andaba mal, pues sentía un dolor punzante en el costado derecho y no podía mover ese lado del cuerpo.
“De repente me desperté en las primeras horas cubierta de sudor y no podía moverme”, dijo Felstead, de 42 años. “Billy mi gato estaba sobre mi pecho y maullaba fuerte en mi oído”.
El gato, que normalmente es bastante tranquilo y solitario, se negó a dejar en paz a su dueña y estaba “realmente maullando”, por lo que Felstead llamó a su madre, Karen, para que la ayudara.
“Estaba empapada de sudor y tenía un dolor de espalda muy fuerte y mi lado derecho se sentía muy pesado y extraño”, recordó. “No podía moverlo. Yo tampoco podía ponerme de pie y estaba muy mareada cuando me levanté”.
Su madre llamó a una ambulancia, pero le dijeron que había que esperar dos horas, así que ella misma la llevó al hospital. Ahí, le dijeron que había sufrido un ataque cardíaco leve y que una de sus arterias estaba bloqueada.
“Billy normalmente no se sienta conmigo, pero sabía que algo andaba mal porque no me dejaba en paz”, comenta Felstead, quien luego de ser dada de alta del hospital, menciona que el gato la ignoró por completo al regresar a casa.
Aun así, está agradecida por la intervención de Billy: “Estoy agradecida con él porque no sabía si me habría despertado… Mi alarma no sonaba hasta dentro de dos horas, así que quién sabe si me habría despertado”.
“No creo que él tenga ni idea de lo que pasó”, dijo. “Mientras le dé de comer, no le molesta”.