La implacable furia del huracán Idalia ha cobrado ya dos vidas en Florida y su inclemente avance ha puesto en alerta a Georgia, al colarse con poderosa intensidad de categoría 1. A medida que la amenaza se adentra en territorio georgiano, la marejada ciclónica, esa embestida despiadada de las aguas, se cierne como una sombra aterradora sobre las zonas costeras y más allá. Las implacables mareas tormentosas no discriminan, podrían lanzarse tierra adentro a kilómetros de distancia, alterando la normalidad y el equilibrio de comunidades enteras.
El huracán Idalia, ahora rebajado a categoría 1, ha desembarcado en Georgia con fuerza, desencadenando evacuaciones obligatorias en su camino. Florida ha lamentado ya dos valiosas vidas como resultado de su violencia desenfrenada.
El aterrizaje de Idalia en Perry, Florida, vino acompañado de vientos despiadados y lluvias implacables, con la tormenta alcanzando la asombrosa categoría 3. A pesar de haber llegado a rozar la categoría 4, la tormenta se vio degradada antes de tocar tierra.
TRIPLE AMENAZA DEVASTADORA: LOS TRES ESTRAGOS QUE EL HURACÁN IDALIA TRAE A FLORIDA
Florida enfrenta una amenaza de proporciones tríples, un trío de tormentas en un solo embate: vientos feroces, lluvias torrenciales y una marejada ciclónica de dimensiones colosales que podría dispararse hasta los 4.5 metros. Los expertos del Centro Nacional de Huracanes advierten sobre los “impactos catastróficos” que podría desencadenar esta marea mortalmente potencial.
Mientras gran parte de la población asocia los huracanes con fuertes vientos y lluvias torrenciales, es la feroz marejada ciclónica la que encierra el peligro más letal para las comunidades costeras. Rick Knabb, erudito en huracanes del Weather Channel y exdirector del Centro Nacional de Huracanes, sostiene: “Toda la costa del Golfo de Florida, desde la península hasta el mango, representa uno de los puntos más vulnerables en cuanto a mareas de tormenta a nivel nacional e incluso global. Sobrevivir a una marejada ciclónica, en especial una catastrófica como la que anticipamos en el Big Bend de Florida y en la bahía de Apalachee, significa no estar en su camino cuando golpee”.
IDALIA: DE MAREJADA APOCALÍPTICA APOYÁNDOSE EN LAS AGUAS CALIENTES
La entidad destructiva de un huracán florece en las aguas cálidas. El aire caliente y húmedo se eleva desde la superficie oceánica, entregando energía a la atmósfera. La humedad se condensa en nubes y tormentas, liberando calor latente que caldea el núcleo de la tormenta. Esto, a su vez, reduce la presión atmosférica, avivando los vientos y la cantidad de agua que el sistema puede evaporar del océano.
Idalia, en su ascenso furibundo, se ha nutrido de temperaturas oceánicas en constante alza. “Es una maquinaria que cada vez más saca provecho del calor y la humedad extraídos del océano”, explica Knabb. “Las temperaturas han superado los 80 (26°C) y los 90 (32°C) grados Fahrenheit en varias partes del Golfo de México. Aunque el Golfo siempre ha sido lo suficientemente cálido para nutrir huracanes, este año las temperaturas son excepcionalmente elevadas, incluso alcanzando registros récord en muchas localidades”.
En un panorama más amplio, el cambio climático está calentando de forma significativa los océanos globales, brindando combustible para huracanes de mayor envergadura. Sin embargo, la dinámica atmosférica también juega un papel crucial. Los vientos alisios han perdido intensidad en el Atlántico tropical y en el Caribe. Estos vientos solían agitar aguas más frías y profundas. Pero con la disminución de este efecto, las aguas del Caribe y Florida se han calentado gradualmente. Knabb aclara: “Este fenómeno se ha estado acumulando durante semanas y semanas, y ahora estas aguas son el combustible que este huracán está utilizando”.
PRESAGIO DE DESASTRE: LA MAREJADA CICLÓNICA ACECHA A FLORIDA
En su avance devastador, Idalia empuja el agua salada hacia la costa, creando una columna que crece con la intensidad de los vientos. La baja presión del huracán genera una especie de cúpula acuosa bajo la tormenta. El agua sube debido a la menor presión atmosférica sobre el océano. Brian McNoldy, investigador de huracanes en la Universidad de Miami, explica: “Esta cúpula alcanza su punto máximo justo debajo del ojo de la tormenta, donde la presión es excepcionalmente baja. Cuando el huracán toca tierra, esa cúpula de agua oceánica lo acompaña”.
Cuando un huracán lanza una marejada ciclónica hacia tierra, esta masa de agua no puede retroceder hacia aguas más profundas; su destino es la tierra firme.
Peor aún, esta región de Florida presenta una configuración de cuenco. McNoldy subraya: “Cuando la costa tiene esta forma, el agua queda atrapada, lo que significa que el océano carece de un lugar de escape y continúa elevándose hacia tierra”.
Bahías, ríos y ensenadas permiten que la marea de tormenta avance tierra adentro, posiblemente varios kilómetros. Las lluvias acentuarán aún más las inundaciones. Sin embargo, estas precipitaciones no rivalizan con la potencia de una marejada ciclónica. Knabb advierte: “La marejada ciclónica es un torrente de agua en movimiento, capaz no solo de inundar comunidades, sino de arrancar estructuras de sus cimientos. El agua, cuando se desplaza de esta manera, es pesada, poderosa, devastadora y letal, elevándose de 3 a 4 metros por encima del suelo”.
A pesar de su debilitamiento tras haber alcanzado la categoría 4 y retrocedido a la categoría 3, Idalia aún mantiene vientos peligrosos hacia el sur de Georgia mientras se desplaza hacia el noreste.
La combinación de vientos extremos, precipitaciones intensas y el embate acuoso crea una situación que podría volverse rápidamente insuperable. La sabiduría dicta un enfoque preventivo: “Cuando se recibe una orden de evacuación por cualquier razón, no es necesario alejarse demasiado”, advierte Knabb. “Basta con refugiarse en la vivienda de un amigo o familiar cercano que no se encuentre en una zona de evacuación, que tenga pocas posibilidades de inundación y que esté resguardada de los vientos”.