Aunque hoy es uno de los animes más populares a nivel mundial, Kimetsu no Yaiba (conocido en español como Guardianes de la noche) no fue un éxito inmediato. Todo comenzó en 2016 con la publicación del manga por parte de Koyoharu Gotôge, sin generar gran impacto en sus primeros años.
Fue hasta 2019, con la llegada de su adaptación al anime, que la historia de Tanjirô Kamado despegó internacionalmente. El estilo de animación, la profundidad emocional de sus personajes y su narrativa cargada de acción y drama captaron la atención de millones.
El punto de quiebre fue la película Kimetsu no Yaiba: Tren infinito, lanzada en plena pandemia. A pesar del contexto global, logró una hazaña histórica: se convirtió en la película más taquillera en la historia de Japón, superando incluso a clásicos como El viaje de Chihiro.
Desde entonces, Kimetsu no Yaiba no ha dejado de crecer. Sus nuevas temporadas y películas mantienen una recepción sobresaliente, consolidando su estatus como un pilar del anime moderno.
El fenómeno demuestra cómo una obra puede evolucionar desde un origen modesto hasta convertirse en un referente cultural, gracias al boca a boca, la calidad artística y el poder de la animación japonesa.