En un contundente giro de los acontecimientos, Luis Enrique, el icónico entrenador español, no se guarda nada al abordar la cuestión del ego desmedido en el mundo del fútbol. Sus palabras resonaron con fuerza, especialmente en un destinatario en particular: Kylian Mbappé. La partida de Neymar podría haber aliviado tensiones en el vestuario parisino, pero el PSG no está encontrando un arranque victorioso en la Ligue 1. En este contexto, Luis Enrique no vacila en establecer sus expectativas inquebrantables hacia sus jugadores.
En un deporte que celebra la cohesión y la colaboración, el fútbol se destaca por ser un juego de equipo. Sin embargo, algunos jugadores mantienen sus ambiciones personales por encima del colectivo. Si bien Cristiano Ronaldo ha sido notorio por sus momentos de exaltación, la grandiosidad del ego no es una característica exclusiva suya. En este escenario emerge Kylian Mbappé como otro protagonista de este fenómeno.
Previo a los enfrentamientos de la próxima jornada, Luis Enrique se sienta con la prensa para ofrecer su perspectiva sobre sus métodos de entrenamiento y los obstáculos que ha enfrentado en su paso por París.
LAS PALABRAS FIRMEZAS DE LUIS ENRIQUE
En diálogo con el equipo de medios del PSG, Luis Enrique articula un mensaje resonante: la intolerancia hacia los futbolistas de egocentrismo exacerbado. “Más allá de ser jugadores de fútbol, son seres humanos. En un deporte que se forja en el trabajo en equipo, siento regocijo cuando un compañero anota un gol o cuando el jugador de mi posición lo logra. Pensar que giramos en el epicentro del mundo es un equívoco”, declara con firmeza.
Y agrega con convicción: “No basta con enfocarse en marcar personalmente; a veces, conceder un pase genera una satisfacción mayor que la de marcar un gol”.
En este pronunciamiento, el ex estratega del Barcelona enfatiza su rechazo hacia los futbolistas que priorizan sus propios logros, un rasgo que Kylian Mbappé ha demostrado en más de una ocasión. La pregunta que queda en el aire es si este mensaje resonará en el oído del joven talento francés.