Un operador del transporte público en Monterrey sorprendió con una conducta que rompió el paradigma del típico chofer descortés.
El chofer bajó de su unidad para acompañar y guiar con cuidado a una persona invidente en su trayecto para cruzar la calle.
Aún hay esperanza en Monterrey. La empatía no tiene ruta ni horario.
En una Ciudad que va a toda velocidad, este operador tomó su tiempo para servir y proteger a alguien vulnerable, dándonos una lección de solidaridad urbana.
¡Comparte este ejemplo y construyamos una comunidad con más respeto y empatía!
#Monterrey #Empatía #SolidaridadUrbana #GestosQueInspiran