Después de cinco años sin vencer a Estados Unidos, la selección mexicana logró imponerse 2-0 en el estadio del Guadalajara, un escenario desafiante para los porteros rivales. Dirigido por Javier Aguirre, México mostró un fútbol que mezcló experiencia y juventud, con jugadores como Guillermo Ochoa, Raúl Jiménez y Andrés Guardado liderando la convocatoria. Aunque el equipo mexicano ha sido objeto de sanciones de la FIFA por el grito discriminatorio en los estadios, la afición no dejó pasar la oportunidad de hacerlo sonar desde el primer minuto del encuentro. Raúl Jiménez, quien milita en el Fulham, abrió el marcador con un tiro libre que se incrustó en el ángulo del guardameta Matt Turner.
El partido transcurrió con una intensa presión por parte del equipo mexicano, que buscaba reconquistar a una afición crítica. Javier Aguirre, conocido por su estilo directo, destacó la importancia de los jugadores que responden bajo presión, afirmando que “el jugador que se esconde ante el silbido de la propia afición, no me sirve”. En la segunda mitad, César Huerta aumentó la ventaja con un gol al minuto 48, sellando la victoria. A pesar de los cánticos y las críticas hacia algunos jugadores, como Alexis Vega, el Tri rompió una racha de siete encuentros sin victoria ante su clásico rival de Concacaf.
Con más de 43 mil aficionados presentes, la victoria de México fue un alivio en el terreno de juego, aunque fuera del estadio, la atmósfera festiva contrastaba con la realidad dentro del campo. Al finalizar el partido, el técnico de Estados Unidos, Mauricio Pochettino, señaló que fue una buena oportunidad para evaluar a sus jugadores bajo presión, a pesar de las múltiples bajas en su equipo. Javier Aguirre, por su parte, indicó que la reconciliación con la afición dependerá del rendimiento del equipo en el futuro.
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