Los microplásticos no solo están en el medio ambiente, también podrían estar afectando directamente la salud mental. Un nuevo estudio publicado en Brain Medicine sugiere que estos diminutos fragmentos podrían cruzar la barrera hematoencefálica, alterar neurotransmisores y contribuir al desarrollo de depresión, ansiedad e incluso demencia.
El informe, encabezado por el psiquiatra Nicholas Fabiano de la Universidad de Ottawa, establece un vínculo entre el consumo habitual de alimentos ultraprocesados —altamente contaminados con microplásticos— y el deterioro de la salud cerebral. “Tu niebla mental podría no deberse solo a una mala noche de sueño, sino también al plástico en tus nuggets de pollo”, advierte el estudio.
La acumulación de microplásticos en el cerebro puede generar inflamación, disfunción mitocondrial y alterar la comunicación entre neuronas. Esta ruta coincide con los efectos negativos ya documentados por dietas ultraprocesadas.
Sin embargo, no todo está perdido. Un estudio paralelo reveló que una técnica médica llamada aféresis extracorpórea logró eliminar microplásticos del plasma sanguíneo en pruebas iniciales. Aunque aún está en fase experimental, esta tecnología podría ofrecer una vía para limpiar el cuerpo de estas partículas.
Mientras tanto, los investigadores sugieren reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y evitar productos con empaque plástico innecesario.
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