El día de ayer se llevó a cabo el primer debate presidencial de tres programados, en el cual los candidatos Claudia Sheinbaum de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, Xóchitl Gálvez de la alianza “Fuerza y Corazón por México” y Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano, expusieron sus respectivas plataformas.
Durante el debate, la candidata de la oposición dedicó gran parte de su tiempo a lanzar críticas hacia Claudia Sheinbaum, quien mantuvo un enfoque en la presentación de sus propuestas, evitando los ataques directos.
No obstante, cerca de la mitad del debate, Sheinbaum acusó a Xóchitl Gálvez de corrupción, señalando una presunta autorización de un inmueble en Mariano Escobedo durante su mandato como Jefa delegacional y una posterior venta a una sobrina del expresidente Felipe Calderón, quien originalmente había prometido donarlo.
El debate se centró en tres bloques temáticos: Educación y salud; Transparencia y corrupción; y no discriminación, grupos vulnerables y violencia contra las mujeres.
Al término del evento, analistas consultados destacaron que Claudia Sheinbaum logró salir airosa del debate, mientras que Xóchitl Gálvez fue señalada como la menos favorecida.
Según Eloy Garza, los debates se ganan al convencer a los indecisos, pero este primer encuentro estuvo marcado por acusaciones cruzadas y falta de respuestas concretas, lo que pudo haber desviado el interés del público.
Omar Cervantes Rodríguez opinó que el formato del debate fue extenso y podría haber perdido el interés de los espectadores, aunque consideró que Sheinbaum hizo una estrategia inteligente al evitar caer en provocaciones.
Para otros expertos, Xóchitl Gálvez fue la gran perdedora del debate, mientras que Jorge Álvarez Máynez supo capitalizar su posición sin nada que perder.
A pesar de las opiniones divididas sobre el desempeño de los candidatos, hubo consenso en que el formato del debate podría haber sido más efectivo si se hubiera permitido a los participantes explayarse más en sus intervenciones.