Tras la caída en las ventas de Tesla y los fallidos lanzamientos de SpaceX, Elon Musk anunció su salida del Gobierno de Donald Trump luego de permanecer poco más de cuatro meses al frente del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
La renuncia del empresario se da en medio de un entorno adverso para sus compañías: Tesla reportó una caída del 71 por ciento en sus beneficios y sus acciones han perdido más del 11 por ciento de su valor en lo que va del año, mientras que SpaceX perdió los cohetes de sus misiones más relevantes.
Musk justificó su decisión señalando que el rumbo fiscal del Gobierno lo llevó a un punto de quiebre.
“Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, no solo no lo reduce, y socava el trabajo que está realizando el equipo”, declaró el empresario sudafricano nacionalizado estadounidense.
La medida fue bien recibida por los inversionistas. Tras el anuncio, las acciones de Tesla subieron 2 por ciento, con la expectativa de que Musk pueda concentrarse de nuevo en el liderazgo de sus empresas tecnológicas.
El propio Musk confirmó que ahora enfocará sus esfuerzos en Tesla, SpaceX y su startup de inteligencia artificial xAI, tras lo que calificó como “una experiencia interesante” en la administración pública, pero incompatible con sus principios de eficiencia y reducción del gasto.
Musk cierra una breve e intensa etapa como parte del Gobierno de Trump, marcada por tensiones políticas, promesas incumplidas y un entorno económico que golpeó su imperio empresarial.