La Fiscalía General de Venezuela ha decidido reabrir el caso de la muerte del rapero Canserbero ocurrida en 2015, debido a las dudas e irregularidades surgidas el pasado noviembre, generando conmoción en todo el continente a medida que se revelan nuevos detalles.
La entidad concluyó el pasado 26 de noviembre que el artista fue asesinado por Natalia Améstica, su exmanager, quien también confesó haber matado a su esposo, Carlos Molnar, en los mismos hechos.
En un reporte al pueblo venezolano, el fiscal general Tarek William Saab reveló una investigación colateral sobre el presunto robo de las regalías acumuladas por Canserbero con sus álbumes en solitario “Vida y Muerte” y la colaboración “Apa y Can” con el rapero Apache. Saab manifestó haber oficiado al Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (Sapi) para corroborar quiénes registraron los álbumes, siendo el propio artista el autor de las letras.
La investigación llevó al nombre de Leandro Ciro Añez, conocido como Kpu, productor y DJ de Canserbero y cercano amigo del rapero. Saab indicó que Kpu envió una solicitud de registro de los álbumes en diciembre de 2020, sin contrato firmado, alegando haber sido el manager de Canserbero entre 2010 y 2012, lo que resultó en la emisión de una orden de aprehensión por plagio y falsa atestación ante un funcionario público.
Esto plantea nuevas interrogantes en una historia que, a pesar del informe del funcionario, continúa generando preguntas.
Derechos de la obra de Canserbero:
La propiedad intelectual de la obra del rapero ha sido motivo de especulación desde su muerte en 2015, sugiriendo que Kpu obtuvo ilegalmente los derechos. Un rumor fuerte indicaba que Kpu poseía los derechos hasta el 2 de mayo de 2022, explicando la solicitud de registro en 2021. Kpu se defendió de estas acusaciones, alegando derechos como productor discográfico y compositor, suspendiendo actividades en redes sociales en enero de 2021.
En ese momento, Kpu admitió recibir regalías de los álbumes, pero la ley venezolana establece que solo el padre de Canserbero tiene derecho a las regalías, lo que desencadena una batalla legal que podría sentar precedentes en el país sobre la propiedad intelectual.