En dos provincias del sur de Siria, que siguen bajo el control gubernamental, se han desatado protestas el lunes debido a la creciente indignación generada por la abrupta depreciación de la moneda nacional y la consiguiente reducción del poder adquisitivo en un país ya devastado por la guerra. Informes de activistas de la oposición han señalado la extensión de estas manifestaciones.
Estas protestas, aunque inusuales, se encuentran limitadas al sur de Siria, distante de los núcleos gubernamentales ubicados a lo largo de la costa mediterránea, la capital Damasco y las principales ciudades, incluyendo Alepo y Homs.
Hace una semana, el presidente Bashar Assad emitió decretos que duplicaron los salarios y pensiones del sector público, lo cual desencadenó una inflación agravando aún más los desafíos económicos existentes. En cuestión de meses, el valor del dólar estadounidense se ha elevado de 7.000 libras sirias a comienzos de 2023 a 15.000 en la actualidad, contrastando significativamente con las 47 libras en las que se cotizaba cuando comenzó la guerra civil en 2011.
Las protestas se han centrado en Sweida, ciudad sureña que alberga a la minoría drusa, y en la provincia colindante de Daraa, conocida como cuna del levantamiento sirio hace 13 años. En Sweida, las manifestaciones esporádicas contra el gobierno y la corrupción han ido escalando en intensidad y violencia. Por otro lado, Daraa, que ha estado bajo el control gubernamental desde 2018, enfrenta altos índices de criminalidad y choques entre milicias.
El gobierno no ha emitido comentarios respecto al segundo día consecutivo de protestas en Sweida y Daraa.
La decisión de Assad de aumentar los salarios y pensiones se produce en un momento en que el gobierno, con dificultades financieras, sigue reestructurando su costoso programa de subsidios para combustible, gasolina y trigo. Como resultado de esta medida, las tarifas del transporte público y los precios del combustible han experimentado aumentos. La economía sigue luchando debido a años de conflicto, corrupción y mala gestión, sumado a las sanciones impuestas por Occidente al gobierno, acusado de crímenes de guerra y tráfico de drogas.