A finales del 2023, la actividad volcánica en Islandia, acompañada de diversos sismos cerca de Reikiavik, ofreció a los científicos islandeses del Geothermal Research Cluster una oportunidad única. En lugar de solo registrar los eventos, idearon un proyecto ambicioso, conocido como KMT, para aprovechar la energía renovable emanada del magma y adentrarse en las profundidades de la Tierra, inspirándose en la famosa obra de Julio Verne.
Björn Guðmundsson, del centro de investigación geotérmica (GEORG) de Reikiavik, describió el proyecto como “el primer viaje al centro de la Tierra”. El Geothermal Research Cluster busca crear acceso directo a una cámara de magma y roca fundida para comprender la dinámica, la energía geotérmica extrema y los riesgos volcánicos.
El objetivo del proyecto KMT es establecer una instalación internacional para la observación y experimentación con magma, convirtiéndose en una infraestructura de investigación crucial. La ubicación inicial será en la caldera de Krafla, conocida como la cuna de la energía geotérmica.
Desde el inicio del proyecto en 2017, los científicos han aprovechado eventos como la reciente explosión volcánica para construir pozos a unos 2 km de profundidad. Estos pozos, divididos en canales de monitoreo y pruebas, formarán parte de un observatorio y un centro de experimentación de energía geotérmica. La perforación con taladro está programada para iniciar en 2026, seguida por la construcción de una galería central en 2027, concluyendo en 2030.
La elección de Krafla se basa en su historia como uno de los sistemas geotérmicos más investigados del mundo. El estudio en este lugar permitirá examinar las propiedades del interior profundo de la Tierra y desarrollar nuevos modelos sobre el funcionamiento del planeta.
Este proyecto no solo innovará en la monitorización de los volcanes y la respuesta ante sus movimientos, sino que también tiene el potencial de revolucionar los estudios de la geotermia. La geotermia, como fuente de energía renovable, podría beneficiarse enormemente de este avance, abriendo posibilidades para plantas de energía y turbinas. Aunque los científicos reconocen los desafíos, tienen esperanzas de que el proyecto KMT se convierta en uno de los logros científicos más significativos de los últimos años.