Lo que debía ser una jornada de júbilo para los aficionados del Liverpool FC se convirtió en una escena de horror cuando una furgoneta irrumpió en la multitud que celebraba el campeonato de la Premier League, dejando 65 personas heridas, incluyendo cuatro niños.
El conductor, un hombre británico de 53 años, fue arrestado bajo sospecha de intento de asesinato, conducción peligrosa y bajo los efectos de drogas. Las autoridades confirmaron que actuó solo y descartaron vínculos con el terrorismo.
El incidente ocurrió en Water Street, cerca del río Mersey, cuando el vehículo eludió los bloqueos policiales siguiendo a una ambulancia que respondía a una emergencia médica. La furgoneta embistió a los aficionados, muchos de ellos vestidos con los colores del equipo, provocando caos y pánico.
Las redes sociales se inundaron de imágenes impactantes del suceso, mientras que líderes como el Rey Carlos III y el primer ministro Keir Starmer expresaron su consternación y solidaridad con las víctimas.
La policía de Merseyside ha instado a la comunidad a evitar la difusión de desinformación y ha enfatizado que el sospechoso es un residente local sin antecedentes terroristas.
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