Una Investigación Pionera en Chile Arroja Luz sobre el Impacto de los Agujeros Negros en la Composición de las Galaxias
A lo largo de los confines del cosmos, los misteriosos agujeros negros supermasivos han demostrado ser actores influyentes en la danza cósmica de las galaxias. Nuevas investigaciones llevadas a cabo con un supertelescopio en Chile han desentrañado un intrigante fenómeno: la alteración de la química galáctica provocada por estos colosos astronómicos. ¿Por qué este descubrimiento revoluciona nuestra comprensión de la evolución de las galaxias?
Los científicos astrónomos reconocen que los agujeros negros supermasivos en estado activo son capaces de generar cambios significativos en las galaxias que los albergan, al calentar y eliminar el vital gas interestelar que rodea a estas estructuras celestiales. No obstante, las dimensiones compactas de estos agujeros, las vastas distancias que los separan de la Tierra y la oscuridad velada por el polvo galáctico han supuesto un desafío a la hora de medir con precisión la distribución de la composición química del gas en sus proximidades.
Sin embargo, a través de notables observaciones recientes, utilizando el potente supertelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), un equipo internacional de científicos, liderados por el prominente astrónomo Toshiki Saito del Observatorio Astronómico Nacional de Japón y Taku Nakajima de la Universidad de Nagoya, ha iluminado la región central de la galaxia Messier 77, ubicada a 51,4 millones de años luz en la constelación de Cetus.
Gracias a la extraordinaria resolución espacial de ALMA y una innovadora técnica de análisis basada en el aprendizaje automático, este equipo pionero ha logrado cartografiar la distribución de 23 moléculas en Messier 77, una galaxia que resguarda un agujero negro supermasivo en plena actividad.
Este estudio marca un hito histórico al representar de manera imparcial la distribución de todas las moléculas detectadas, ofreciendo una visión sin precedentes de este proceso cósmico.
Los resultados revelan que a lo largo de la trayectoria de los chorros bipolares emanados en las proximidades del agujero negro, moléculas comunes en las galaxias, como el monóxido de carbono (CO), parecen experimentar una descomposición, mientras que las concentraciones de moléculas distintivas, como un isómero de HCN y el radical cianuro (CN), aumentan en proporción.
Este hallazgo conlleva implicaciones significativas al demostrar de forma concluyente que los agujeros negros supermasivos no solo influencian la estructura a gran escala de sus galaxias anfitrionas, sino que también ejercen un impacto directo en su composición química.
En palabras de los expertos en el estudio publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters: “Presentamos un estudio de líneas moleculares de imágenes en la banda de 3 mm (85–114 GHz) enfocado en una de las galaxias más cercanas con un núcleo galáctico activo (AGN), NGC 1068, basado en observaciones tomadas con el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array”. Además, agregan: “Para comprender mejor las fuentes de energía galáctica asociadas con la evolución de las galaxias, es importante investigar las propiedades físicas y químicas de un núcleo en las galaxias utilizando líneas moleculares, que probablemente sean trazadores de gas interestelar libres de extinción por polvo. Varios fenómenos extremos y de gran escala, como explosiones estelares, núcleos galácticos activos (AGN) y fusiones, ocurren en galaxias externas, a diferencia de los objetos locales en la Vía Láctea”. Este descubrimiento ofrece una nueva perspectiva sobre la intrincada danza entre los agujeros negros y las galaxias que albergan, llevando la comprensión de la evolución galáctica a nuevas alturas.