Por primera ocasión en 40 años el quinto río más largo de Estados Unidos se secó en Albuquerque debido a la sequía por la que atraviesa el planeta.
Con esto, el pequeño pez carpa chamizal, que tiene el tamaño de un dedo meñique, se quedará sin habitar, añadiendo un problema más a su supervivencia, ya que se encuentra en peligro de extinción.
Expertos señalan que la resequedad del norte del Río Grande es un indicador de que el suministro se hará cada vez más débil, por lo que las medidas de conservación del carpa chamizal podrían no lograr salvarlo.
Fue en 1994 cuando se agregó esta especie a las que se encuentran en peligro de extinción; no obstante, tropiezan con la demanda de agua y el cambio del clima.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos junto con otros biólogos, viajaron por varias millas hasta llegar a un sector en el que fluía agua, proveniente de una planta de tratamiento de aguas residuales. Indicaron que solo un puñado de los 400 que habían sido rescatados sobrevivirán.
Pese al esfuerzo del gobierno por cuidar a la especie, sus posibilidades de supervivencia disminuyen, por lo que la lluvia sería el único remedio para que se pueda conservar.
La manera en la que se puede llevar agua es de embalses río arriba, pero no se ha podido almacenar debido a una deuda que tiene con Texas.
Incluso el estado y los distritos irrigados ofrecieron a los granjeros pagarles para que no planten sus productos, pero se negaron debido a que el cultivo es una tradición histórica en Nuevo México, en donde el riego se lleva a cabo canales de arcilla que cruzan sus patios y conservan sus tierras por razones culturales.
De haber aceptado, los campesinos ayudarían a ahorrar agua para poder brindarla a los peces necesitados.
Si dejasen de cultivar, los campesinos ayudarían a ahorrar agua para los peces y aliviaría la deuda con Texas; sin embargo, dejar de cultivar no es la solución a la sequía.