El gobierno de Américo Villarreal, bajo la bandera de la mejora del sistema de salud en Tamaulipas, traspasó la responsabilidad a la Federación con la promesa de ofrecer servicios de primera calidad. Sin embargo, la realidad dista enormemente de lo prometido, y ahora el sistema de salud se encuentra en un estado crítico, incumpliendo sus compromisos.
A pesar de pertenecer al mismo partido del gobierno federal, se ha evidenciado un deterioro en la atención médica desde que los servicios fueron transferidos al sistema IMSS-Bienestar. Cirugías pospuestas indefinidamente, escasez de medicamentos, falta de equipos para estudios y atención negligente son las penosas realidades que enfrentan los tamaulipecos en los hospitales antes estatales.
La entrega de 20 hospitales de alto nivel y 301 centros de salud y unidades de especialidades fue objetada por diputados locales de oposición y sindicatos, pero Villarreal ignoró las advertencias, y ahora la población es quien “paga el pato”.
A pesar de la firma en mayo pasado del Plan Tamaulipas de Salud IMSS-Bienestar, que prometía una inversión de $1,000 millones de pesos en equipamiento y $272 millones adicionales para mantenimiento e infraestructura, así como mejoras en el servicio, los usuarios reportan que la situación ha empeorado ocho meses después.
Martín Castillo, líder del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, recibe al menos 100 denuncias semanales sobre mal servicio. Incluso diputados locales como Carlos Fernández del PAN advirtieron sobre las consecuencias, pero sus advertencias no fueron escuchadas.
El desabasto de medicamentos y la reorganización administrativa han afectado directamente la atención al usuario. El diputado Fernández señala que el incremento de quejas a lo largo de estos meses refleja la crítica situación que enfrenta la población.
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