El funeral de Estado de la reina Isabel II se llevó a cabo luego de que el féretro con sus restos fuese trasladado a la Abadía de Westminster desde el Parlamento.
Dicho cortejo fúnebre estuvo acompañado a pie por el rey Carlos III y otros miembros de la familia real, incluido el príncipe William, primero en la línea de sucesión al trono.
Cubierto por el estandarte real y con la corona imperial, circuló sobre el mismo carro de armas que ya transportó los restos del padre de la reina, Jorge VI, y de otros antiguos monarcas y dirigentes como el primer ministro Winston Churchill.
Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, dio un discurso en el que destacó la obra de la reina y señaló que muy pocos líderes reciben el caudal de amor visto por la reina.
“Aquellos que sirven serán amados y recordados por más tiempo que aquellos que se aferran al poder y los privilegios son olvidados”
“Las personas que dan un servicio de amor son poco comunes en cualquier ámbito de la vida. Los líderes que dan un servicio de amor son todavía más raros”, resaltó el arzobispo, que puso a Isabel II como símbolo político y también de fe.
‘Nos veremos de nuevo”,concluyó Welby.
La ceremonia terminó con dos minutos de silencio extensibles a todo el país y en pie, los dos mil invitados mostraron sus respetos hacia una figura que ha visto pasar a 15 primeros ministros por Downing Street y que está considerada un símbolo de las monarquías a nivel global.
El himno, rebautizado como Dios salve al Rey, y la música tocada por el gaitero de la reina sirvieron como colofón al acto.
El féretro partió en un cortejo fúnebre hacia el Arco de Wellington, donde estará esperando la carroza que trasladará los restos de la reina al castillo de Windsor, en el que ya hay reunida una multitud.
Se espera que la carroza llegue en un par de horas y sea introducido en la capilla de San Jorge, donde el deán oficiará un servicio religioso, en presencia de unas 800 personas.